MEYER (IU) INSTA A LA CE QUE SOLICITE A LOS ESTADOS MIEMBROS EL RECONOCIMIENTO DE LA SENSIBILIDAD QUÍMICA MÚLTIPLE y LA HIPERSENSIBILIDAD ELECTROMAGNÉTICA
El eurodiputado de Izquierda Unida, Willy Meyer, instó a la
Comisión Europea a que solicite a los estados miembros de la Unión a que
incluyan la Sensibilidad Química Múltiple y la Hipersensibilidad
electromagnética como enfermedades oficiales dentro de sus respectivos sistemas
sanitarios.
Así Meyer se dirigió hoy por escrito a la Dirección General
de Sanidad y Consumo de la Comisión para expresar la necesidad de que estas
enfermedades sean incluidas en la Clasificación Internacional de Enfermedades
(CIE) y en las respectivas listas nacionales de enfermedades profesionales.
Según el Vicepresidente de la Comisión de Asuntos
exteriores: "resulta necesaria una legislación que proteja a todos los
ciudadanos europeos que padecen esta enfermedad y que los Estados miembros no
traten de evitar responsabilidades negando la existencia de enfermedades".
Actualmente estos problemas de salud suelen ser negados o
diagnosticados como problemas psicológicos lo cual supone que estos enfermos
"se encuentran una situación de completa indefensión porque además sufrir
esta enfermedad no son tratados por los sistemas públicos de salud",
indicó Meyer.
La Sensibilidad Química Múltiple y la Hipersensibilidad
Electromagnética son enfermedades que aún no está recogidas como tales por la
Organización Mundial de la Salud (OMS), pero la comunidad científica está
realizando numerosos descubrimientos y avances en la detección y evaluación de
estos síndromes. Estas enfermedades muchas veces han sido diagnosticadas como
el Síndrome de Fatiga Crónica, que resulta un cajón de sastre donde, en
ausencia de mejores clasificaciones, se tipifican las enfermedades citadas.
El reconocimiento de estas enfermedades supondría, según el
eurodiputado, "la necesidad de aplicar las normas existentes en términos
de radiación electromagnética y exposición a sustancias nocivas, así como
revisar los límites actuales hasta garantizar el mínimo impacto sobre la salud
de los enfermos, cuestión por la que su reconocimiento supondría elevados
costes que no pueden ser excusa para que estas personas continúen
indefensas".
"En la actualidad se toleran límites de contaminación
electromagnética y química que impiden a estos enfermos llevar a cabo una vida
normal y es por ello que la Comisión debería actuar para garantizar el derecho
a una vida saludable a todos los ciudadanos europeos", concluyó Meyer.
Fuente:http://www.willymeyer.es/index.php?sec=15&l=es&id=736
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