Mi pequeña historia.

Llevo mucho tiempo queriendo escribir mis pequeñas vivencias, mis miserias por llamarlas del algún modo. Todos en esta vida esperamos siempre un pequeño reconocimiento de nuestro triunfos tanto en la vida personal como en la profesional. Lo que nunca te paras ha pensar es que en lo que hasta ese critico día en lo que creías tenerlo todo controlado y bien asentado, se descrebaja sin más, de pronto la vida se ve truncada por una enfermedad.

No puedo ponerle fecha a tan dramática historia, porque no soy capaz de asumir ni de aceptar lo que estoy sufriendo desde que me dieron tan desafortunada noticia.

Muchas veces he pensado que todo lo que he respirado desde los 14 años de edad en la peluquería, (siempre rodeada de tóxicos nada beneficiosos para nuestra salud) algún día lo pagaría caro. ¡Y, así es!
Recuerdo a mi padre que se lo llevo un cáncer de pulmón, que siempre decía:

-Siempre me preguntan, ¿es fumador? pero nunca ¿dónde ha trabajado?
El pobre se llevo esta pregunta con él y sin respuesta alguna. 

Por desgracia estuvo durante más de 40 años trabajando en Campsa, empresa dedicada a el transporte de mercancías tóxicas y que para su desgracia, cada vez que tenía que llenar algún deposito, él tenía que absorber  primero la manguera.

A pesar de mi corta edad aprendí alimentar cada día mi espíritu y creatividad más allá de los limites,  puesto que, no solo amaba mi trabajo sino que la he considerado mi vida. 

He crecido con las tijeras en la mano, diseñando y creando mis propias ideas y llevándolas a cabo en un mundo dónde la competencia está a la orden del día. Me he considerado agil, despierta, aventurera, independiente, autosuficiente y autónoma. Plasmar mi creación  en la peluquería como en la vida eran mis objetivos. Llenaba mi cabeza de ideas,  ilusiones, proyectos pero sobre todo de unas ganas inmensas de vivir y disfrutar lo que más preciados tenemos todos, la vida.

Aunque no siempre sale todo como uno quiere, a lo largo y ancho de cada uno, nuestras vidas se ven marcadas no solo por triunfos, sino por desgracias familiares que no contamos con ellas cuando creemos tenerlo todo, estabilidad familiar, social, económica, profesional y sobre todo mental has llegado alcanzar tus expectativas o por lo menos eso creemos. Parece que nada ni nadie puede con nosotros porque estamos seguros de tener todo con buenos cimientos.

Pero como todo en la vida, no se puede vivir sin "peros"..... porque no nos preocupamos muchas veces que en realidad lo que más necesitamos y sobre todo sin  estar dañada es  "la salud".

Sin salud estamos rotos, se nos derrumba delante de nuestras narices, las ideas, proyectos, profesión, familiares, amigos...... todo y sin dejar nada en el camino, dejamos de ser tan intocables, nos volvemos vulnerables, débiles. 
Aquí, es cuando necesitamos mantener la frialdad de conseguir por lo menos  esa salud mental de la que tanto se habla y de la que no prestamos interés porque consideramos que es cosas de locos. 

Nada de lo que hasta ahora teníamos vale para nada, cuando nos falta la salud, te das cuanta que la actitud que desarrollemos  durante este reto   nos ayudara a encontrar las pequeñas cosas que en realidad nos hacen falta para ser felices. Un abrazo, un beso de un ser querido e incluso de un desconocido harán que se transformen en ese aliento de esperanza que necesitamos en cualquier momento para seguir hacia adelante......



Carmen Lozano















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